Las puertas correderas tienen muchas ventajas y muchas desventajas. Siempre recuerdo el armario del dormitorio de la casa de campo de mi mamá, con unas puertas correderas que nunca, jamás permanecían en su sitio. Se atascaban, se salían, eran una pesadilla. Eso si, el armario no se cambió nunca, hasta el día de hoy. Es como un problema asumido, que no se cambia. Pero obviamente no es que las puertas correderas de los armarios son malas, esa puerta en particular es mala que no es lo mismo.
Mantenerlas en buen estado
Una ventaja para nada menor es el ahorro de espacio. No hay puertas que necesiten una distancia para poder ser abiertas, algo clave en los pequeños pisos de hoy día. El punto es mantenerlas bien, con el mecanismo de rodaje siempre limpio y con las partes fijas del mismo bien sujetas.
Sin embargo hay un problema que se da con frecuencia y es que prendas que se encuentran colgadas en perchas, quedan atrapadas entre las dos puertas que corren. Esto se debe en primer lugar a que el armario no tiene el ancho suficiente. De esta forma, por ejemplo las mangas de algunas prendas, quedan expuestas a quedar atrapadas entre las puertas.
Soluciones posibles
La primera es usar perchas como las de los hoteles, que están fijas a la barra en la parte superior, pero en las que la percha en si se puede soltar y enganchar con otro ángulo. De esta forma, al quedar las prendas oblicuas no se enganchan.
La otra solución es cambiar las barras de colgar, por barras perpendiculares a las puertas y no paralelas. No es nada complicado y soluciona el problema.